
La dinámica de los Gobiernos locales no debe ser ajena de la dinámica de la economía, siendo de fundamental necesidad en los actuales tiempos de globalización, el fortalecimiento de las fortalezas de las economías locales, basadas en un fuerte impulso de sus ventajas comparativas. Sin embargo, las decisiones a nivel de economía están inmersas en un espacio lleno de incertidumbres y una gran complejidad que hacen que la toma de decisiones sea cada vez difícil, más aún en el caso de las administraciones públicas donde además de buscar eficacia y eficiencia se busca un objetivo de equidad social.
En este contexto, Camagni¹, plantea la utilización de la Planificación Estratégica para llevar adelante la Gobernabilidad de un territorio, planificación estratégica que debe tener como pilares fundamentales: el capital social y la proximidad de los espacios territoriales “milieu”.
Sin embargo, para aplicar lo planteado por Camagni, es preciso previamente analizar la dinámica de los Gobiernos Locales, donde podemos observar que han existido avances (aunque algunos autores lo consideran lento), y podríamos estratificar tres fases en la historia de los mismos:
FASE 1: ERA DE LOS SERVICIOS BASICOS (PASADO)
Los Gobiernos Locales asumían labores exclusivamente de servicios básicos, limitados prioritariamente por sus escasos recursos económicos, servicios como: recojo de basura, limpieza pública, registro civil y otros servicios similares. Lamentablemente, aún en la actualidad existen Municipalidades en ésta fase, mayoritariamente de aquellas regiones que no cuentan con recursos como mineria o petróleo a explotar y que les permita contar con Fondos de Canon.
FASE 2: ERA DEL ORNATO Y EL CEMENTO (PRESENTE)
Los Gobiernos Locales, impulsados por la afluencia económica principalmente en su presupuesto de inversiones, (en algunos casos se ha visto incrementada en mas del 300% de su presupuesto tradicional), se ha institucionalizado toda una “Era del Ornato y el Cemento”. Esto tiene su justificación debido a que existía una deuda social en infraestructura, lo cual es maximizado por los intereses políticos partidarios, puesto que la ejecución de proyectos de infraestructura, por ser de corto plazo y otros factores, genera mayor y más rápida capitalización política - partidaria.
FASE 3: ERA DEL DESARROLLO INTEGRAL (FUTURO)
Los Gobiernos Locales empiezan a visualizar que su actuar gubernamental debe estar dirigido a un desarrollo integral, donde se ha hace imprescindible abandonar la postura única de desarrollo de infraestructura, hacía una nueva era donde también se incorporan como parte fundamental de la nueva filosofía de gobierno: el desarrollo humano y el desarrollo económico.
En el actual contexto mundial, para que los Gobiernos Locales impulsen políticas para insertarse en la Era del Desarrollo Integral, deben destinar sus esfuerzos hacia un Fortalecimiento Institucional que les permita, en este complejo sistema, desarrollar las capacidades necesarias para afrontar los retos. Con este panorama, tal como lo propone Camagni, es indispensable una Planificación Estratégica, que deberá ser flexible a fin de acoger nuevos métodos de gobernabilidad, buscando la construcción colectiva de una visión compartida del futuro de un determinado territorio, mediante un proceso de participación, discusión y capacidad de escuchar.
Esto último, generaría un pacto entre administradores, sujetos, ciudadanos y socios para llevar adelante dicha visión a través de una estrategia y una consecuente serie de proyectos conectados, justificados, valorados y compartidos, es decir, se consolidaría una coordinación de las responsabilidades asumidas por parte de los distintos sujetos en la realización de los proyectos.
Dicha planificación estratégica deberá aprovechar todas las potencialidades de lo local, insertando el capital social como pilar fundamental, puesto que éste favorece la cooperación, sinergia y acción colectivas, lo cual sumado a procesos de codificación de la información y de aprendizaje colectivo logra conseguir ventajas competitivas relevantes en contextos como los actuales, marcados por turbulencias y complejidad de la dinámica económica actual. Con capital social la planificación estratégica crea nuevas forma de autoorganización y gobernabilidad de la comunidad que sitúan a la ciudad, a la ciudadanía y no solo a la administración pública en el centro de los procesos de decisión y transformaciones locales.
Lo expuesto, a pesar de las limitaciones de los Gobiernos Locales, es factible, sin embargo, deben darse dentro de dicho Planeamiento Estratégico deberá darse dos primeras etapas: 1) Fortalecimiento Institucional de los Gobiernos Locales que les permita desarrollar las capacidades de su personal y de la Entidad en su conjunto para enfrentar los retos plasmados; y, 2) Organizar y capacitar a la población de sus jurisdicciones a fin de aprovechar el capital social existente.
Por lo expuesto vemos que los Gobiernos Locales deberán abandonar en forma pronta la Era del Ornato y el Cemento, e iniciar la nueva era basada en una visión integral donde el desarrollo humano y la implementación de las condiciones para impulsar el desarrollo de la dinámica económica local, sean los pilares fundamentales de la nueva filosofía de gobierno, sin abandonar una planificación territorial y utilización todo su capital social y ventajas comparativas. Lo expuesto a lo largo de éste documento, reafirma la tesis de que en los gobiernos locales las áreas prioritarias de acción necesariamente han de tener como eje de gobierno tres vértices: las personas, la ciudad y el territorio y el desarrollo sostenible.
En este contexto, Camagni¹, plantea la utilización de la Planificación Estratégica para llevar adelante la Gobernabilidad de un territorio, planificación estratégica que debe tener como pilares fundamentales: el capital social y la proximidad de los espacios territoriales “milieu”.
Sin embargo, para aplicar lo planteado por Camagni, es preciso previamente analizar la dinámica de los Gobiernos Locales, donde podemos observar que han existido avances (aunque algunos autores lo consideran lento), y podríamos estratificar tres fases en la historia de los mismos:
FASE 1: ERA DE LOS SERVICIOS BASICOS (PASADO)
Los Gobiernos Locales asumían labores exclusivamente de servicios básicos, limitados prioritariamente por sus escasos recursos económicos, servicios como: recojo de basura, limpieza pública, registro civil y otros servicios similares. Lamentablemente, aún en la actualidad existen Municipalidades en ésta fase, mayoritariamente de aquellas regiones que no cuentan con recursos como mineria o petróleo a explotar y que les permita contar con Fondos de Canon.
FASE 2: ERA DEL ORNATO Y EL CEMENTO (PRESENTE)
Los Gobiernos Locales, impulsados por la afluencia económica principalmente en su presupuesto de inversiones, (en algunos casos se ha visto incrementada en mas del 300% de su presupuesto tradicional), se ha institucionalizado toda una “Era del Ornato y el Cemento”. Esto tiene su justificación debido a que existía una deuda social en infraestructura, lo cual es maximizado por los intereses políticos partidarios, puesto que la ejecución de proyectos de infraestructura, por ser de corto plazo y otros factores, genera mayor y más rápida capitalización política - partidaria.
FASE 3: ERA DEL DESARROLLO INTEGRAL (FUTURO)
Los Gobiernos Locales empiezan a visualizar que su actuar gubernamental debe estar dirigido a un desarrollo integral, donde se ha hace imprescindible abandonar la postura única de desarrollo de infraestructura, hacía una nueva era donde también se incorporan como parte fundamental de la nueva filosofía de gobierno: el desarrollo humano y el desarrollo económico.
En el actual contexto mundial, para que los Gobiernos Locales impulsen políticas para insertarse en la Era del Desarrollo Integral, deben destinar sus esfuerzos hacia un Fortalecimiento Institucional que les permita, en este complejo sistema, desarrollar las capacidades necesarias para afrontar los retos. Con este panorama, tal como lo propone Camagni, es indispensable una Planificación Estratégica, que deberá ser flexible a fin de acoger nuevos métodos de gobernabilidad, buscando la construcción colectiva de una visión compartida del futuro de un determinado territorio, mediante un proceso de participación, discusión y capacidad de escuchar.
Esto último, generaría un pacto entre administradores, sujetos, ciudadanos y socios para llevar adelante dicha visión a través de una estrategia y una consecuente serie de proyectos conectados, justificados, valorados y compartidos, es decir, se consolidaría una coordinación de las responsabilidades asumidas por parte de los distintos sujetos en la realización de los proyectos.
Dicha planificación estratégica deberá aprovechar todas las potencialidades de lo local, insertando el capital social como pilar fundamental, puesto que éste favorece la cooperación, sinergia y acción colectivas, lo cual sumado a procesos de codificación de la información y de aprendizaje colectivo logra conseguir ventajas competitivas relevantes en contextos como los actuales, marcados por turbulencias y complejidad de la dinámica económica actual. Con capital social la planificación estratégica crea nuevas forma de autoorganización y gobernabilidad de la comunidad que sitúan a la ciudad, a la ciudadanía y no solo a la administración pública en el centro de los procesos de decisión y transformaciones locales.
Lo expuesto, a pesar de las limitaciones de los Gobiernos Locales, es factible, sin embargo, deben darse dentro de dicho Planeamiento Estratégico deberá darse dos primeras etapas: 1) Fortalecimiento Institucional de los Gobiernos Locales que les permita desarrollar las capacidades de su personal y de la Entidad en su conjunto para enfrentar los retos plasmados; y, 2) Organizar y capacitar a la población de sus jurisdicciones a fin de aprovechar el capital social existente.
Por lo expuesto vemos que los Gobiernos Locales deberán abandonar en forma pronta la Era del Ornato y el Cemento, e iniciar la nueva era basada en una visión integral donde el desarrollo humano y la implementación de las condiciones para impulsar el desarrollo de la dinámica económica local, sean los pilares fundamentales de la nueva filosofía de gobierno, sin abandonar una planificación territorial y utilización todo su capital social y ventajas comparativas. Lo expuesto a lo largo de éste documento, reafirma la tesis de que en los gobiernos locales las áreas prioritarias de acción necesariamente han de tener como eje de gobierno tres vértices: las personas, la ciudad y el territorio y el desarrollo sostenible.
(¹) Roberto Camagni, “Incertidumbre, capital social y desarrollo local: enseñanzas para una gobernabilidad sostenible del territorio”